No es necesario en absoluto. Será el acupuntor quien te reciba, le explicas el motivo de tu visita y luego en la sala hay espacio suficiente como para hablar con él individualmente si tenemos algún problema, sin que nuestra intimidad se sienta invadida. La acupuntura comunitaria no es una terapia de grupo, simplemente descansamos juntos con las agujas en nuestro propio espacio, podemos leer si queremos, escuchar nuestra música favorita, etc.
La práctica de la acupuntura en occidente suele realizarse de forma individualizada, y ese aspecto la hace inaccesible económicamente a muchas personas que la necesitan sin que aumente su efectividad. Esta forma de trabajar es un hábito colectivo que damos siempre por hecho, pero no significa que sea la única forma de hacerlo. La experiencia en la práctica de la acupuntura comunitaria nos permite incluso decir que las ventajas aumentan y el hecho de descansar con las agujas a lado de otra persona potencia nuestras capacidades auto-reguladoras como si efectivamente nos ayudáramos los unos a los otros. La acupuntura comunitaria nos permite además compartir estas sesiones con nuestras parejas, familiares, amigos…no necesitamos estar aislados en una sala.